lunes, 31 de julio de 2017

Un equipo que nunca dejó de creer

Objetivos, momentos y un deporte apasionante. La selección de mayores de Neuquén exprimió al máximo sus virtudes en una semana imposible de olvidar. El recorrido tuvo momentos de todo tipo y terminó con final feliz. Acá te lo contamos>  


En un contexto cultural tan exitista, los resultados suelen opacar el trabajo. Es injusto atribuir la obtención del título a una semana o a un mes. Quizás esto comenzó en Venado Tuerto el año pasado cuando Neuquén mantuvo la categoría. Y antes, también. 
En cuanto a los seis días del torneo, desde el Malvinas Argentinas de Plaza Huincul ya se palpitaba algo grande (93-44 a La Rioja). Había que ser muy optimista para pensar en este final, pero la realidad es que este equipo nunca dejó de creer. Se pensó partido a partido, y por eso terminó mirando a todos desde arriba. El triunfo sobre Corrientes en el Templo de Plottier fue esencial, sobre todo viendo lo que ese rival hizo después en el torneo, eliminando a Córdoba con enorme autoridad. La clasificación quedó asegurada y el primer objetivo estaba logrado. Ante Tucumán quedó demostrado que al equipo le faltaba crecer, pero el campeón del año pasado supo que tenía un rival de cuidado para lo que se venía.
Mendoza fue, como suele pasar con los equipos de aquella provincia, un hueso duro de roer. De todas formas, el Verde demostró tener más jerarquía y lo cerró mejor en La Caldera.  
En semis, ya en un Ruca Che expectante, llegó la revancha. Como en la vida, todo vuelve y Neuquén tuvo otra oportunidad. Se subió al tren en el momento justo, una de las claves en este frenético recorrido. Jugó un primer tiempo NBA. Cortes, desmarques, convicción, cortinas y hambre de gloria. Cuando Tucumán reaccionó de la mano de Leandro Vildoza, apareció Charly para aguantar el impacto y así extender otra vez la ventaja. El golpe estaba dado. Con un trabajo quirúrgico, el Verde pasó la valla más alta. 
En la final ante Santa Fe había que ganar. Lejos del juego fluido, apareció el desparpajo y el talento insipiente del Tuti Ruiz y Agustín Pérez Tapia, que ya habían tenido destellos. Pero esta vez los dos pibes encabezaron un triunfo donde los tiros de tres (13/25) fueron arma mortal.
Fue una semana. Pareció un año o un minuto. Así es el básquet.    

Fotos: Matías Subat 
Texto: Facundo Rumene

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